No se puede ser imparcial frente a Cristo. No es posible que alguien diga: “yo no tengo nada que ver con Cristo ni su evangelio, y él no tiene porqué condenarme, pues soy neutral. Yo lo respeto y admiro su sacrificio y su doctrina, pero, trato de ser imparcial”. Este versículo nos dice que esto es imposible. O el hombre cree en Cristo y es salvo de la ira de Dios, o el hombre rechaza a Cristo (sutil o abiertamente) y es condenado; es decir, ya es sujeto del juicio de Dios. Una persona no necesita esperar hasta al día del juicio final para saber cuál será su estado último; no, ahora mismo puede saberlo: Si cree en Cristo, es salvo, y le espera la glorificación eterna; pero si no cree en Cristo, ya reposa sobre él la sentencia de condenación eterna.
En este libro el pastor Julio C. Benítez expone algunos pasajes del Evangelio de Juan que nos presentan con crudeza la realidad de la incredulidad humana, y cómo Jesús la enfrentó.
Es un libro muy confrontador
Páginas: 120
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