Sólo por la sangre o la muerte de Jesús podemos entrar a la presencia de Dios, esto ya lo había dicho Él cuando declaró “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).
Es imposible tener audiencia ante el Trono del Padre Celestial si no entramos vestidos de la justicia de Cristo. Porque, así como un abogado se presenta ante un juez sin la ayuda de un abogado, y sólo le queda esperar que todo el peso de la Ley caiga sobre él, la persona que pretende entrar ante el Juez de toda la tierra (Gén 18:25), sin la mediación del excelso Abogado celestial, sólo le espera escuchar la voz condenatoria del Santo Dios.
Pero eso no es lo que sucede con el creyente en Cristo. Por medio de su obra perfecta en la cruz tiene garantizado el camino libre de obstáculos a la presencia del Padre.
Esta libertad para entrar a la morada de Dios no se refiere sólo a lo que sucederá luego de la muerte del creyente o a la segunda venida de Cristo, sino que es un privilegio que gozamos desde ya; ahora mismo podemos entrar, en el espíritu y por la fe, a la presencia misma de Dios.
Este es un libro escrito por el pastor Julio C. Benítez. 53 páginas.
En este libro profundizamos en el libre acceso que Cristo nos ha abierto por medio de su muerte en cruz para tener un acceso libre y seguro al Padre.
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